¿Tu amigo imaginario habla inglés?:

Una de las cosas que más le cuesta a la gente cuando aprende un nuevo idioma es hablarlo. Lo leen, lo escriben, lo entienden, pero cuando tienen que abrir la boca para reproducirlo, les cuesta la misma vida. Y es normal, nos pasa a todos. Tenemos miedo a equivocarnos y hacer el ridículo. Tememos que la otra persona nos pueda malinterpretar y nos imaginamos esa cara de “¿Qué demonios quieres decir con eso?” en la cara de nuestro interlocutor. Vamos, que lo de hablar inglés….. va ser que no.
No obstante la conversación es, sin duda, lo más importante en un idioma. Nos pasamos el día entero hablando, y ahí está la clave para poder practicar el “speaking”. Lo mejor para practicar es, simplemente, haciéndolo.
¡Habla! Tírate a la piscina y empieza a nadar. No tengas miedo a equivocarte. Cada vez que te equivoques estás más cerca de hacerlo bien, y de eso se trata.
La mejor forma de practicar es hablar con otra persona, y mejor incluso cuando es nativo. Pero es verdad que no todos tenemos un amigo inglés o podemos salir a la calle a buscar ingleses para practicar. Aunque hoy en día hay intercambios lingüísticos organizados en muchas ciudades, sobre todo en bares y cafeterías. Es una muy buena forma de practicar inglés y conocer gente nueva. Sin embargo, hay otra forma, quizás más sencilla, para practicar la conversación.
¿Te acuerdas de aquel amigo imaginario que tuviste de pequeño? Le solías contar de todo y siempre estaba ahí para escucharte y atenderte. Es muy probable que en algún momento de tu juventud lo hayas perdido de vista y que te hayas concentrado más en tus amigos de carne y hueso, pero nunca es tarde para recuperar un viejo amigo. Es más, tu amigo imaginario seguramente ni te echará en cara que lleves tanto tiempo sin acordarte de él ;-). Y una ventaja muy grande es que tu amigo imaginario ni se va a reír de ti ni pondrá caras raras si te equivocas en inglés. Solo te escucha, lo que siempre ha hecho.
Cuando aprendí español lo hice acompañado de mi amigo imaginario. Para practicar mi conversación, simplemente me sentaba a contar lo que se me pasaba por la cabeza. A lo mejor le contaba cómo me había ido el día y qué había hecho. Ese ejercicio me sirvió para coger confianza a la hora de hablar, pero también para darme cuenta de todas las cosas que me gustaría poder contar a alguien en español pero que todavía no podía por el simple hecho de no tener el vocabulario necesario para ello. De esta forma, formaba mis listas de vocabulario que luego estudiaba. Y estas listas estaban hechas de las palabras que yo realmente necesitaba en el día a día para contar las cosas que a mi me pasaban.
Es muy importante no fiarse demasiado del amigo imaginario ya que puede ser muy traicionero. Tienes que hablar también con gente real, como por ejemplo en clase de inglés. Así comprobarás cómo poco a poco y gracias a la práctica con el amigo invisible, vas hablando mejor y con más soltura y fluidez. Es más, en mi curso de español, utilizaba a mis profesores para que me ayudaran con mi lista de vocabulario. Les preguntaba por la pronunciación correcta o por qué palabra era mejor en una situación concreta cuando el diccionario me daba varias opciones.
Pero mi amigo imaginario me ayudó mucho a coger confianza a la hora de hablar y a practicar mi vocabulario en frases en vez de simplemente en listas de vocabulario.
Así que, ¿cuándo vas a llamar a tu amigo invisible?